Me tuve que chutar, me habían dado las siete de la mañana sin pegar ojo y a eso de la una de la tarde, cuando me encontraba en el mejor de mis sueños, sonó el movil.
-Hola. ¡Qué voz tienes!
-Es que estoy con un jet lag de caballo.
-Pues ya lo lamento , pero tengo que comentarte algo.
Así, de esta manera, Amparo, mi abogada, me hacía aterrizar en la realidad.
Todo empezó en el otoño. Nuestro primer objetivo era ir a Mongolia, pero Javier y yo nos liamos la manta a la cabeza y salió otra cosa. Algo así como si alguien te pregunta la hora y le cuentas la historia del reloj. De esta manera nuestro viaje se transformó en una ruta: San Petersburgo-Pekin, que la recorreríamos en tren, el transmongoliano, y algún trayecto en bus.
Palacios, ciudades grises de hormigón comunista , la taiga, lagos , islotes, arenales desérticos o la ciudad prohibida de Pekin han quedado a nuestras espaldas, pero, hoy, con Google, podemos pasear por cualquiera de estos lugares en zapatillas desde de casa. Lo que el buscador jamás no nos transmitirá será sentir bajo las estrellas el aire fresco de las noches del desierto o conocer personas que se cruzarán en tu camino y con las que compartirás, sólo, quizás, segundos de tu vida y no volverás a ver, pero no olvidarás porque, a pesar de barreras idiomáticas, existe otro idioma ,mucho más universal , como el de los sentimientos.
Ha sido una ruta contradictoria. Del capitalismo salvaje ruso al gigantismo de una China, que aspira a convertirse en la primera potencia económica del mundo y ,entre ambos lugares, un desierto, el Gobi, donde los nómadas arrean el ganado a caballo, se trasladan de un lugar a otro según la época del año y se ayudan los unos a los otros en la medida que pueden.
He descubierto que el mundo se encuentra mucho más globalizado de lo que pensaba, que una casa en Ullan Battor no se diferencia de otra en Trintxerpe y que, en Pekin, encontrar una muñeca con rasgos chinos puede resultar complicado porque prefieren al pato Donald o a la Barbie.
-Es que estoy con un jet lag de caballo.
-Pues ya lo lamento , pero tengo que comentarte algo.
Así, de esta manera, Amparo, mi abogada, me hacía aterrizar en la realidad.
Todo empezó en el otoño. Nuestro primer objetivo era ir a Mongolia, pero Javier y yo nos liamos la manta a la cabeza y salió otra cosa. Algo así como si alguien te pregunta la hora y le cuentas la historia del reloj. De esta manera nuestro viaje se transformó en una ruta: San Petersburgo-Pekin, que la recorreríamos en tren, el transmongoliano, y algún trayecto en bus.
Palacios, ciudades grises de hormigón comunista , la taiga, lagos , islotes, arenales desérticos o la ciudad prohibida de Pekin han quedado a nuestras espaldas, pero, hoy, con Google, podemos pasear por cualquiera de estos lugares en zapatillas desde de casa. Lo que el buscador jamás no nos transmitirá será sentir bajo las estrellas el aire fresco de las noches del desierto o conocer personas que se cruzarán en tu camino y con las que compartirás, sólo, quizás, segundos de tu vida y no volverás a ver, pero no olvidarás porque, a pesar de barreras idiomáticas, existe otro idioma ,mucho más universal , como el de los sentimientos.
Ha sido una ruta contradictoria. Del capitalismo salvaje ruso al gigantismo de una China, que aspira a convertirse en la primera potencia económica del mundo y ,entre ambos lugares, un desierto, el Gobi, donde los nómadas arrean el ganado a caballo, se trasladan de un lugar a otro según la época del año y se ayudan los unos a los otros en la medida que pueden.
He descubierto que el mundo se encuentra mucho más globalizado de lo que pensaba, que una casa en Ullan Battor no se diferencia de otra en Trintxerpe y que, en Pekin, encontrar una muñeca con rasgos chinos puede resultar complicado porque prefieren al pato Donald o a la Barbie.
Si a Lenin o Mao, les dijeran que, hoy, a escasos metros de sus tumbas brillan los neones y los letreros de Armani o Hugo Boss quizás, como nos dijo una ciudadana rusa en el tren, se preguntarían ¿ tanta revolución para esto?
En los próximos años no se si existirá una dialéctica izquierda –derecha al uso, pero de lo que estoy seguro es que resultará necesario revindicar el derecho a la diferencia para no morir engullidos por este tsunami globalizador y reclamar dignidad frente a un capitalismo brutal y despiadado , que amenaza con pisotear al ser humano.
Iñigo Oliberos
En los próximos años no se si existirá una dialéctica izquierda –derecha al uso, pero de lo que estoy seguro es que resultará necesario revindicar el derecho a la diferencia para no morir engullidos por este tsunami globalizador y reclamar dignidad frente a un capitalismo brutal y despiadado , que amenaza con pisotear al ser humano.
Iñigo Oliberos
Hola Haritz, te contesto desde mi ordenador que acaba de ponerme en funcionamiento Richard. Me parece muy bien escrito. Lo del viaje es la lecha, ayer me encuentro con Juantxo y me pregunta por él. Un abrazo. Javier
ResponderEliminarInteresantes reflexiones.
ResponderEliminarGracias y un abrazo.
Ernesto.
Que grande eres Txapeldun, eres un verdadero Crack.
ResponderEliminarSiempre me haces meditar.
Hola Haritz!
ResponderEliminarBonito artículo. Creo que todos vemos esta realidad ante nuestros ojos a diario. Es bien cierto que casi todos los inventos que usamos a día de hoy han sido creados en los últimos 100 años. Antes, a penas existía evolución. El ser humano ha estado estancado unos 5 millones de años, y ha evolucionado tan solamente en los últimos 100, electricidad, teléfono, etc, y todo lo que conlleva esto. Un ejemplo bonito, cuando era pequeño en 6 de EGB nos mandaron hacer un trabajo sobre la Guerra Civil española, con biografía de Su Excelencia el Generalísimo. Solamente contábamos con la ayuda de la biblioteca de turno del pueblo, y de lo poco que se podía sacar de los mismos libros del colegio. Y sobre esas 2 páginas de información nos hacían escribir 5 folios mínimo. Una barbaridad. Y a día de hoy, entras en GOOGLE (bonitamente adornada hoy en el aniversario de John Lennon), y te encuentras con información necesaria para escribir una colección de 5000 libros. Si es que tienes suficiente tinta en la impresora (nunca tienes). Por cierto encontré el trabajo, lo tenía guardado (5 folios a doble espacio para rellenar el máximo posible y 4 fotos grandes jeje). Ya éramos canallas en aquel entonces!.
La sociedad avanza, no podemos negarlo ni detenerlo. Por eso, y discrepando siempre contigo en esto, pienso que también en la política se debería avanzar y no quedarse reivindicando cosas que ya pasaron. El pasado no puede volver. Podemos imitarla y hacerla de nuevo, pero no volver a ella. Y si entre todos decidimos y deseamos involucionar y quedarnos atrasados en el pasado, yo me escaparé para seguir evolucionando. Yo no soy una víctima de la globalización, me aprovecho de ella para sacar mis beneficios y los de los míos.
Por cierto: yo no he comido en un McDonalds desde hace 6 años. Tampoco me gusta la globalización pero no me opongo a la realidad. De querer hacerlo, me hubiera ido a vivir a Burkina Fasho entre los más pobres del planeta, donde no necesitan Google, ni internet para escribirte artículos que posiblemente nunca vayan a mirar de todas formas.
Muchos saludos a Haritz y visitantes, y un beso grande a Yoko Ono en este triste aniversario por la estupenda exposición de cuadros de John Lennon que nos ofreció este año en Gibraltar, al cual, por supuesto acudí.
Christian Jota.