“ Cuando los nazis vinieron a buscar a los
comunistas, guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no pronuncié palabra,
porque yo no era judío,
Cuando finalmente vinieron a buscarme a mi,
no había nadie más que pudiera protestar.”
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no pronuncié palabra,
porque yo no era judío,
Cuando finalmente vinieron a buscarme a mi,
no había nadie más que pudiera protestar.”
Hace unos días, en twitter, ví un mensaje de Pilar, periodista, cuyo medio se encuentra en ERE. Solicitaba un RT, retuit, para difundirlo por la red. Crucé un par de mensajes con ella. En uno, le decía que, salvo el RT, palabras de cariño y apoyo, poco más podía hacer y , en el otro, le comentaba, que su situación, mañana, quizás, podía ser la mía.
Durante el fin
de semana he pensado en Pilar y en muchas personas como Pilar, cuyo
silencioso sufrimiento siento cercano. A mi memoria, me ha venido este poema de Beltrolt Brecht, aunque, en realidad, pertenece al pastor Möller de Kaiserlarten, ex cautivo de Dachau, quien lo pronunció en su sermón de la semana santa de 1946 para denunciar la pasividad del pueblo alemán ante el nazismo.
Nadie debemos mirar para otro lado. Todos podemos ser víctima de este terrorismo
económico al que es necesario vencer porque en ello nos va la supervivencia y la dignidad.
Quizás, para algunas personas, hablar de terrorismo resulte
forzado, pero el diccionario de la RAE lo define en su primera
acepción como la dominación por el terror y, por terror, entiende, miedo, espanto y
pavor.
Si terrorismo no es que una persona, cualquier mañana, pueda encontrarse con un ERE , sin casa y sin una sanidad pública que la pueda sanar y que su salario se reduzca porque , cada día, se le exija ser más pobre, llámenlo como quieran, pero, yo, lo llamo terrorismo. Terrorismo financiero practicado por personajes trajeados de Armani que matan ilusiones y fulminan vidas con teclas de portátiles e Ipads
La prima de riesgo y su elevado indice, consecuencia de una especulación salvaje, unida a la escasa confianza que despierta este Estado, las decisiones de sus gobernantes al dictado de un bloque monetario, el euro, y de los intereses de algún país concreto, han llevado, no sólo a esculpir el importe máximo del déficit público en el monolito constitucional sino a la promulgación de leyes pensadas en la banca, el capital y en el desguace del Estado de Bienestar más que en las personas.
Hace años, John
Steinbeck escribió “las uvas de la
ira” una novela que no se olvida y que narra la
historia de los Joad, quienes, debido
a la sequía y la usura de la banca, deshauciados de su granja en
Oklahoma, abandonan, al igual que otras muchas familias la tierra en la que nacieron y donde reposan
sus antepasados para emprender, en plena gran depresión, un viaje por carretera
a California.
Sus páginas dibujan el hambre, los hacinamientos en campamentos, la desesperación, las humillaciones y el sadismo de policías garantes de no se sabe de qué orden o seguridad y la realidad cruel de encontrarse de frente, ya en la tierra prometida , tras el largo éxodo, con la explotación y los contratos
basura ¿Les suena algo? Ocurría hace cien años.
Nunca pensé
que, hoy día, veríamos a gente, hasta hace poco con trabajos estables o propietaria de pequeños negocios en comedores sociales o hurgar en la basura para comer, pero menos imaginé, que un gobierno, dijera, que
la solución a la crisis pasase por recortar cada vez más los sueldos, suprimir prestaciones de desempleo, congelar pensiones y abaratar, todavía más los despidos omitiendo cualquier referencia al gran capital, SICAVS y los
paraísos fiscales. Y lo que jamás imaginé , ni por asomo, el dato terrorífico de un 25% de la población
activa parada -una de cada cuatro personas – y sin más horizonte que la
oscuridad.
Tal y como empezaba quiero cerrar el post con otro poema. Lo escribí un viernes. No podía dormir pensando en una mujer, que, decidió arrancarse la vida antes que le arrancasen su hogar y yo no podía arrancarmela de mi memoria.
No puedo dormir
Escucho el lamento del cielo,
sollozo, que se desparrama sobre adoquines
y tamborilea en cristales resbalando como lagrimas.
Oigo el amargo llanto de los tuyos, que
en esta noche es de todos,
Malditas mañanas, surcadas por nubarrones
de bandadas de cuervos
de picos afilados,que mejor nunca
amanecieran .
Allá ,donde te encuentres, un beso, Amaya.
Desgraciadamente, Steinbeck está de actualidad
Iñigo Oliberos.